Cuando incluimos el amor en nuestros valores por primera vez, hubo una fuerte discusión sobre si este sentimiento podía considerarse un valor dentro de una empresa. Las posiciones más radicales venían de personas que sólo dimensionan el amor en su faceta romántica. Al ir construyendo entre todos sobre ese supuesto, nos pudimos dar cuenta que el amor es la clave para lograr el éxito en cualquier cosa que hagamos. El amor nos ayuda a darle propósito a nuestras acciones y a nuestras decisiones.
Terminamos definiendo el amor de una forma muy propia: Nos alegra nuestro trabajo y nos enorgullece servir a los clientes. Pero en esa definición tenemos 4 pilares claves de un amor poderoso:
1) Alegría: El amor es un sentimiento positivo, que nos lleva a estados de alegría sostenida y sostenible.
2) Servicio: El amor se enfoca en satisfacer las necesidades del otro, como herramienta para lograr la alegría.
3) Orgullo: Sabemos que nuestras acciones son positivas y tienen como objetivo la necesidad de los clientes.
4) Clientes: Entendemos como clientes a todos los que nos rodean. Nuestros clientes todos aquellos a quienes podamos servir. Nuestros clientes son todas las personas con quienes compartimos nuestra alegría. El amor sin un cliente externo es egoísmo y egocentrismo.
Es por esto que buscamos trabajar todos juntos, con amor compartido, para servir cada vez mejor a los clientes. Cuando logramos un cliente satisfecho, tenemos el derecho y el deber de sentirnos orgullosos.